TÚ COMO LOS DÍAS TAMBIÉN ACABAS


Luz cesante, por hoy.
Miro por ti
Y veo...
Veo una luz que se apaga
Veo tristeza y agonía
Te veo a ti.
Ya es el día
Este día
Un día más
Otro que pasa
Y que se acaba.
Luz cesante
Volcán embravecido
Que de pronto
Da fin a su esplendor
A su furia,
A su fuego
Que marchita la tierra.
Luz del día de hoy
Que volverá mañana
Y volverá a iluminar
Y volverá a ser joven.
Pero...
Aunque el día acabe
Aunque comience el día
Aunque tú traiciones a los hermanos.
El volcán erupciona de nuevo
Y tú puedes caer
Tal vez se haga justicia
Tal vez sea éste el día
Este día que viene
Que muchos esperan
Este día de luz
Luz que no cesa
Luz que pone valor a la lucha.
Será mañana el día
Otro día de lucha,
Lucha de clases
Lucha metafísica...
...pero de lucha.
Y como todo sea luz cesante
Del día y de tu ser.
Miro por ti
Y veo...

¿ RECUERDAS?


Esta mañana.
he querido saborear
los paisajes ocultos
en tu pensamiento.
He querido saborear
las emociones reprimidas
en tu pensamiento.
He querido saborear
los banquetes bélicos
en tu pensamiento.
Corrí como la luz
a través de un sendero,
un sendero que desconocía,
donde el espacio
y el tiempo
tienen un tratamiento
armónico y sin medidas.
Vi hombres que amaban.
Vi campos sin asfalto,
sin cemento.
Respiré el aliento
de las flores y el agua.
Me acomodé en el calor
de la tierra,
pregunté por el amo
y me dieron por loco.
Llegué al final
y estabas tú
en tu pensamiento.
Y saboreé tu confianza
y sólo te pedí
¡recuerdas’,
que me ayudaras a soñar.
A seguir soñando en ti,
en tu pensamiento
hasta el límite de tus fuerzas
¿recuerdas?

LAMENTO DE LA NOCHE


Quisiera haberte visto ayer
Acabado, incoloro, o lleno de vida
Cuando aún no existías en mí.
Donde fuera, como fuera.
Quisiera haberte visto ayer
Caminar sobre cristales
Arrastarte por el barro
Feliz entre ortigas y cardos.
Quisiera haberte visto ayer
Con tu mirada inocente
Espejo de pureza, casi santa,
¿Santa? ¿A cuento de qué?
Quisiera haberte visto ayer.
Hoy llegas tarde,
He de marcharme sin verte,
Sin saber de ti,
Sin poder mirar a través de tu mirada
Sintiendo no haberte conocido.
Tal vez otro día tengamos la ocasión,
Ese momento cumbre de la esperada amistad
Cuando tú me necesites
Cuando te sientas capaz de ayudarme.
Quisiera haberte visto ayer
Amigo que no fuiste
Haberte conocido ayer
Nos habría salvado la amistad.

“AY MADRE, SI PUDIERA...”


Ay madre, cuanto tiempo de silencio.
Cuánto espacio sin llenar.
Ya los arbustos florecen
Y el cielo está azul.
Ya cantan los niños en la escuela
Ya saltan, ya corren, ya son ellos otra vez.
Se acabó el invierno
Y sin embargo sigue lloviendo
Y sigue el viento y el mal tiempo.
Aun, yo, estoy de invierno.
Ay madre, cuánto tiempo de silencio.
Cuánto espacio sin llenar.
Las sonrisas brotan desde dentro,
La mar está de fiesta.
Vuelven las estrellas a brillar,
Vuelven a ser de colores nuevos.
Se acabó el represivo sueño
Y sin embargo hay oscuridad
Y tristeza, y desesperación.
Aun, yo, estoy de sueño.
Ay madre, cuánto tiempo de silencio
Cuánto espacio sin llenar.
Yo quiero cantar
Y acabar con el invierno.
Yo quiero ser el niño arbusto
Y quiero ser bandera.
Quiero, como la mar, estar de fiesta.
Ay madre, si pudiera...

Espejos


"Siempre sueño con laberintos o con espejos. En el sueño del espejo aparece otra visión, otro temor de mis noches que es la idea de las máscaras. Siempre las máscaras me dieron miedo. Sin duda sentí en mi infancia que si alguien usaba una máscara estaba ocultando algo horrible. A veces me veo reflejado en el espejo, pero me veo reflejado como una máscara. Tengo miedo de arrancar la máscara porque tengo miedo de ver mi verdadero rostro, que imagino atroz . Ahí puede estar la lepra o el mal o algo más terrible que cualquier imaginación mía."
Jorge Luis Borges


Mi nombre poco importa por ahora. Nací en un pueblo pequeño, con pocos vecinos, con pocas casas, con pocas tiendas, con pocos ..., con poco de casi todo. Tenía una pequeña escuela, una pequeña iglesia, un pequeño parque, casi todo en mi pueblo era pequeño.
Cuando yo nací también era pequeño, todos los niños cuando nacen son pequeños, pero yo era extremadamente pequeño. Era tan pequeño que la matrona usó una servilleta para taparme, dio tres vueltas y un pliegue por los piececitos.
Y de esta forma me acomodó en el canasto, no sin antes prevenir a los presentes de que aquel pequeño rollito de otoño, era yo.
Cuando yo nací era otoño, un otoño muy corto. En mi pequeño pueblo las estaciones siempre eran cortas. Nadie sabía a ciencia cierta porque sucedía, pero era así.
Nací un pequeño día de otoño, las hojas pequeñas cubrían el pequeño patio de la pequeña casa de mi pequeña familia.
Ya se pueden hacer una idea de lo pequeño que era yo cuando nací. Sí, era un rollito de otoño, un pequeño rollito de otoño.
Pasaron pequeños días, pequeñas semanas, pequeños meses, pequeñas estaciones y pequeños años. Con el paso del tiempo pude desprenderme de la pequeña servilleta de pequeños cuadros amarillos y blancos con la que la matrona me envolvió cuando nací.
Poco a poco fui descubriendo que podía dar pequeños pasos y decir pequeñas palabras y mordisquear pequeños trozos de comida y...

De repente mi familia, mi casa, mi pueblo me parecieron aún más pequeños de lo que en realidad eran. Aún no consigo saber cómo podía distinguir el tamaño de las cosas, pues la verdad no tenía nada con que comparar.
Un día, pequeño, decidí dar un corto paseo hasta el pequeño valle que asomaba detrás de la pequeña montaña, situada al este de mi pequeño pueblo, que llamábamos La Salida. Al otro lado estaba la montaña de La Puesta.
Después del corto paseo llegué a la cresta de La Salida. Desde aquel punto se podía ver un Valle, pequeño, que llegaba hasta el mar. El mar empezaba y terminaba en una playa, también pequeña. La playa, pequeña, estaba rodeada de un pequeño pueblo con casas pequeñas y calles cortas por las que paseaban pequeñas personas.
Me animé y decidí bajar el corto camino hasta la pequeña playa. Cuando llegué estaba un poco cansado. Me senté en un pequeño banco de un pequeño parque. Pasó poco tiempo hasta que se me acercó un hombre pequeño. Era realmente pequeño, como yo. Él me preguntó por mi origen, por la razón que me había llevado hasta allí, por pequeñas cosas que no alcanzo a recordar.
No paraba de hablar y de contarme lo grande que era el pequeño pueblo de la playa pequeña, de lo grande que eran sus gentes.
Yo, en mi corta sabiduría, no podía entenderlo. A mí todo me parecía pequeño. Pero él seguía hablado mientras se miraba en un pequeño espejo que aumentaba el tamaño de las cosas.

Desde pequeño aprendí a enrollarme sólo, no me quedaba otro remedio, y es que en mi pequeño pueblo no había espejos.

Cada cosa a su tiempo


Una noche cuando el sol se había puesto un hombre aparentemente normal cogió un papel y se puso a escribir. Su mujer extrañada lo miró, se acercó y le espetó:
-O eres un anormal o eres japonés, sólo los japoneses escriben cuando el sol se pone.
Por fin a solas con sus penas y alegrías. Entendió que el día acababa y aún no había derramado una sola lágrima, no era lo normal. Por un instante pensó que ella tenía razón, era un anormal, porque japonés no era. Al instante siguiente empezó a pensar con claridad, a deshilvanar las últimas horas. Pasados varios minutos pudo comprobar que las últimas horas había estado durmiendo. En realidad empezaba el tiempo de llorar.

YO


Un gato encontró un ratón. Mientras lo observaba fijamente se durmió. Mientras dormía repetía: Yo, luego yo, y si sobra algo, para mí. Cuando despertó el ratón ya no estaba.

CANTARES



ELLA
Mi niña
ya no es mi niña.
Mi bebita
ha crecido.
Alarga sus ramas,
toca la luna
y el sol.
Mi niña canta ya sola,
y ríe, y llora.
Mi niña camina
y al andar
se manifiesta
hija de la libertad.
Mi bebita
ya cambia el tiempo
por sonsonetes alegres.
Mi niña ya no es mi niña
mi niña sueña
y su sueño es mi niña.



ÉL

Corre, habla, grita.
Y por momentos se silencia.
Es él, es un volcán
un río a rebosar.
Una manifestación de alegrías,
de sueños rotos.
Él, la flor que se cruza
en el camino.
Es él, alegre cantar de la mañana.
Es futuro,
certificado de pasado y presente.
Crucigramas al viento,
remolino vital.
Es él.

LIBRES


Ni el viento
Ni las mareas
Los han traído
Que ha sido el calor
De modernos artificios
De hipermercados opulentos
De sueños nuevos
En lenguas
Ajenas

Que
El viento
Y las mareas
Y nuestras lenguas
Nunca más le sean ajenas

ANTOJO



Se me antoja un espacio blanco,
Sin luz, sin oscuridad, espacio blanco
Se me antoja lejano y sin fin.
Espacio blanco, con vida eterna
Con el color enterrado bajo el suelo
Se me antoja caliente, con miradas
Sin balas, ni misiles, espacio blanco.
Espacio blanco, habitado por hermanos
No por hombres, no por bestias.
Despierto,
Se me antoja un sueño blanco
Sin principio, sin fin sueño blanco
Se me antoja lejano e imposible.
Sueño blanco, sin origen alguno
Con olor multiplicado por desencanto
Se me antoja frío, sin miradas,
Sin balas, ni misiles, sueño blanco.
Sueño blanco, habitado por hombres
No por hermanos, ni por bestias.
Prefiero seguir durmiendo
Se me antoja un largo espacio blanco.

TRES SUEÑOS


Primero
Estando despierto sueña con su amante. Estando dormido le despierta su amante. Si quiere descasar ha de renunciar a su amante. Si renuncia a su amante no descansará hasta encontrar otra. Para vivir descansado sueña con su amante. Al despertar no tiene amate. Con un sueño roto no puede dormir. Cuando no duerme no descansa. Toma una amante que le permita soñar. Duerme para soñar. Después le despierta su amante.

Segundo
Mientras esperaba la guagua, me robaron mi sueño. Luego al pasar la vieja muralla lo encontré. Un calvo mal encarado lo había estado utilizando para evitar el sudor.

Tercero
Ayer soñé un jardín. Al despertar, las flores se habían comido mi vida. Hoy sueño que viví.

COSAS DE TODOS Y TODAS

Nuevamente el rascador de vidrio no está en su sitio. Nuevamente comprendo que el sitio del rascador es otro. Nuevamente pienso que deberíamos tener dos rascadores de vidrio, de esa forma yo lo tendría en mi sitio y ella en el suyo.

EL TIEMPO

Un viejo campesino encontró una caña. Sacó su navaja
de estreno de un bolsillo . Metió la mano en otro
bolsillo y sólo encontró una cuerda. Ahora tenía, una
caña, una navaja de estreno y una cuerda. Pensó en
cortar la caña en dos mitades y luego anudarlas, y así
matar el tiempo. Para cortar la caña y anudarla debía
emplear un tiempo del que ya no disponía. Con el fin
de economizar optó por no cortar la caña. Mató el
tiempo con la navaja y utilizó la caña de bastón.