Las medidas del tiempo


Pasó un segundo, llamaste para saludar. Al minuto no recordabas la llamada , una hora mas tarde olvidaste mi nombre. Paso el día y llenaste el hueco de tu agenda, tardaste una semana en perder el último momento de animosa compañía. No esperaste la quincena y me negaste. Tras un mes alguien o algo te hizo recordar y me cubriste con unos sorbos de vino viejo. Al trimestre siguiente, entre papeles rotos, concluiste que nada te podía ofrecer. Se cumplió el semestre ya eras libre. Termino el año y no encontraste un hueco para recuperar la memoria. Yo aún espero esperaré un bienio, un trienio, un lustro, una década, un siglo, un milenio y seguiré esperado. No te guardo rencor, te tengo presente, yo a pesar del tiempo te sigo teniendo porque nada más que tu presencia quise que me ofrecieras y aún la conservo. Yo no estoy solo, aún te tengo, y te seguiré esperando.
...a mis AMIGOS les deseo un 2010 de paz y solidaridad.

¡VACAGUARÉ!















Los pies llenos de barro
la manos resecas por el sol
el rostro desencajado
y sin alma posible
[...un ateo como debe ser]
camina la isla de norte a sur
busca entre barrancos
entre playas y ojos grises.
Perdido en el silencio
de la multitud extranjera
no atina a encontrar
pasado ni presente.

El barro oculta
la sangre derramada.
El sol evapora
el llanto contenido.

La isla alarga brazos recios
de cardón y tabaiba,
para encontrarse en el Atlántico
con sus siete hermanas.
Él, suplica al viento
que no se lleva tanto dolor,
tanto crimen perpetrado
por manos extranjeras.

En su caminar
la presa informa:
“LOS REINOS DE MARRUECOS
Y ESPAÑA EXTRAERÁN
EL PETRÓLEO EN UN MANO A MANO”

No baja la cabeza
le han robado
la tierra, la palabra
y el derecho a ser
y ahora van a por sus entrañas.

¡VACAGUARÉ!

UN MOMENTO QUE PERDÍ


Miren bajo el asiento,
miren.
Busquen entre los pies
y las colillas
y los papeles.
Busquen, busquen la vida,
la vida que perdí
cuando ocupé sus espacios
y su tiempo.
Miren al techo,
miren al blanco de mi espalda
y verán la vida.
La vida que dejé volar
y que dejé pasar.
Y cuando esto acabe,
busquen entre la yerba
y la gente
y verán la vida,
la vida que dejé enterrada,
que dejé caer.
Busquen,
busquen, mi error
bajo el silencio,
mi error, búsquenlo
dentro del vacío.
Si lo encuentran
traten de no perderlo.
Es posible
que en él esté el camino.

LIBERADA


Cuando cumplió los quince años la abuela María le contó la historia de una niña que por acostarse sin beber agua dejó que las sábanas secaran su cuerpo hasta que el diablo pudo con ella y arrastró su espíritu al mundo de las tinieblas.
Aquella noche se acostó con sed, soñó que la isla ya no estaba y a su guitarra le sobraba una cuerda. Los cuadros de la pared daban vueltas y las ventanas empujaban los cristales al abismo. Estaba sóla, una escoba de alambres la invitó a subir.
Ató su corazón con la cuerda de la guitarra y viajó por el mundo, calles abarrotadas de gente que reía, luces de neón y música por todas parte. Ni Ángeles ni querubines, ni Diablos escupiendo azufre. Voló subida en la escoba de alambres, conjugó el verbo vivir y regresó feliz. No exitía el infierno mas allá de su ventana. Al amanecer se comprometió con el futuro; nunca mas bebería agua antes de acostarse.
Con la noche llegó el sueño, una vez más se durmió con sed.

MUERTO POR FUEGO AMIGO


Entra un hombre en el bar. Adelanta un pierna y mirando a su alrededor exclama:
-¡Soy un cabrón! Para que todos me entiendan.
Después de un breve silencio, ... los que allí se encontraban lo miraron y continuaron con sus respectivas conversaciones.

Entra un hombre en el bar. Adelanta un pierna y mirando a su alrededor exclama:
-¡Ustedes son unos cabrones! Yo me entiendo.
Después de un breve algarada, ... los que allí se encontraban le dieron la espalda y continuaron con sus respectivas conversaciones.

DECLARACIÓN


Me agobian las lejanas miradas,
Las ausencias de sonrisas.
Me agobian los mal pagados sonetos,
Los reproches sin alivio.
Me agobian los descansados cuerpos,
Las efímeras ventanas del silencio.
Me agobian las nubes en las mentes,
Los decadentes efluvios de amor.
Me agobian las tupidas mañanas,
Los mandatos contra el día.
Me agobian los papeles en la hierba,
Las corruptas brisas de la civilización.
Me agobian las cómodas posturas,
Los labios apoyados en los dedos.
Me agobian los sordos y los ciegos,
Los estómagos de sandeces repletos.
Me agobian las composturas buenas,
La opulencia de modernas damiselas.
Me agobian los toques de brujería,
La proporcional santidad de los curas.
Me agobian los vociferantes deseos,
Los arrastrados elogios de pureza.
Me agobian los rizos en las lenguas,
Los asfaltos y los cementos con jirones de luz.
Me agobian los cuerpos mutilados,
Los atrofiados pensamientos de los dandis.
Me agobian los espejos ante mí,
Las descuidadas muestras de mi ignorancia.
Me agobian los sudores de los genios
Los tontos de las comedias.
Me agobian los órdenes de la vida y el verso,
Los sistemas amorales de abuelas.
Me agobian los rebuscados versos,
Las manchas que al escribir construyo..

Rito de esperanza


Después de entregar su cuerpo al descanso vespertino quiso soñar. Pasado un instante las sábanas eran lava, rescató el hielo de su corazón y lo repartió sobre el colchón. Al amanecer un libro abierto incomodó su pecho y el despertador exhaló un último lamento. Él no volvería a ser el mismo, lo supo en el momento justo de ser devorado por la cortina.

...una puerta perdida


Bajó al garaje con prisa. Cogió el coche y se dirigió hacia la carretera, tras el primer stop tomó dirección norte. Después de varias horas encontró la paz, una flor marchita y la puerta de su nuevo destino. Abajo, las olas le llamaban, él quería responder. Pasado el tiempo no recuerda las verdaderas la razones por las que silenció su grito. Hoy quisiera de nuevo encontrar la paz, otra flor y la puerta.

BÙSQUEDA



Busqué donde beber. Me indicaron el camino. Encontré el lugar. Una grieta en la roca y un cartel que ponía:
FUENTESECA
Aún sigo andando.

...Y el cuento se acabó


Esto es la historia de un hombre que pasó toda su vida contando un cuento. Al principio solía cambiar cada día algunas partes del cuento. Luego sólo cambiaba algunas palabras, llegó incluso a cambiar alguno de sus gestos.
Pasado el tiempo memorizó su cuento de tal manera que repetía incluso el tiempo de las pausas entre una palabra y otra.
Todo absolutamente todo era idéntico un día tras otro.
Llegó incluso a encargar un traje para contar su cuento, un traje que lucía en la pechera un bordado que ponía: “CUENTO UN CUENTO” En realidad algo innecesario si tenemos en cuenta que sólo contaba un cuento y todos lo sabían.
De esta forma recorrió pueblos y aldeas, países y continentes, islas y atolones, hasta que volvió a su aldea en una tarde calurosa y gris.
Esa noche mientras dormía se presentó la muerte y le invitó a acompañarle, no lo dudó y de un salto bajó de la cama y se dispuso a seguirla.
La muerte extrañada por tal predisposición le preguntó que si no iba a protestar, a solicitar algo más de tiempo, a lo que el hombre contestó:
-Hace tiempo que deseaba cambiar mi cuento, darle otro final y era incapaz de hacerlo. Esta es una oportunidad única, digna del creador que un día quise ser y que la rutina y la comodidad hicieron imposible.
El hombre cogió un papel y escribo: “YA NO CUENTO” Lo trabó con un alfiler a la pechera de su traje y extendió su mano, la muerte sorprendida la cogió mientras ambos emprendían un viaje sin retorno.

Buen rollito y un solidario 2009 (aporrea el botón )

Equipaje


A un hombre le regalaron un traje. Compró una corbata. Encontró un par de zapatos. Le faltaba la camisa. La angustia no le dejaba dormir. Empleó toda la noche en coser una camisa. Por la mañana salió de su casa, por el camino se percató de que no tenía calcetines ni calzoncillos. Volvió sobre sus pasos. Descosió la camisa, tiró los zapatos, devolvió la corbata, regaló el traje. Ahora es libre.