Sin propósito de enmienda (1)


Ayer, revolviendo papeles, encontré el borrador de uno de mis estúpidos cuentos (todos lo son) escrito en el reverso de un rojo y triste extracto del banco. Lo habitual es separar el papel y dejarlo por cualquier parte a la espera de una próxima limpieza, en esta ocasión lo releí pausadamente hasta activar en mi memoria el recuerdo de las complacientes palabras de Gabriel Losada después de una apresurada lectura del mismo.
                -Chacho, estás hecho un Juan Rulfo con estos microrrelatos oníricos
Gotas de limón sobre la herida de mi vanidad fue tal recuerdo. Losada, preñador de letras y hombre conspicuo donde los haya no podía equivocarse, sencillamente descargaba su ironía. Haciendo acopio de las tesis de Jung y de métodos freudianos ponía de manifiesto mis conflictos de personalidad surgidos la noche que me soñé amamantando a mi  madre.
El recuerdo de las palabras de mi amigo constataba que mis estúpidas FRIKisofías lejos de deconstruir mágicas realidades al modo de Rulfo no eran otra cosa que el modo infantil de perpetuarme en el jurásico medio lamiendo los huevos al dinosaurio de Monterroso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Miguel:
No sé si debería alegrarme -por ver a Losada incluido dentro del relato a modo de caja china (un relato sobre otro relato...)-, o entristecerme -por esas gotas de limón sobre la herida-, lo que sí puedo afirmarte es que nuevamente, esta vez sin el "Chacho", estás hecho un Rulfo de lo onírico, sin descarga irónica de ningún tipo, sino con la máxima simplicidad que me caracteriza. El rulfismo procede de la creación de mundos (en aquel caso anterior si no recuerdo mal de muertos-vivos o de vivos-muertos, que para el caso es lo mismo siendo como son diferentes) desde el sincretismo más efectivo y en el dominio verbal de la esencia
Creación mágica de mundos desde un desarrollo prodigioso y personal del verbo (A eso me referí en su momento y vuelvo a afirmarlo: Vas por un camino personal muy interesante)
Lo de onírico, (con o sin Freud ni Jung por medio), afortunadamente es lo que nos mantiene vivos, pues en el fondo habrá que ver si somos algo más que sueños. Lo de microrrelato, evidentemente, iba por la brevedad, sin menosprecio. Así que, para no liar el lío te diré que nuevamente este relato (sin adjetivar para evitar cualquier tipo de lamentón) me sigue pareciendo buenísimo, por un tono personal y distanciado de la creación literaria, por esa autonegación que no es más que autoafirmación, por esa fusión de realidad literaria, realidad vivaz y realidad ficticia y onírica, por la agudeza y frescura de imágenes y, especialmente, por la inclusión de la ingenuidad: Ver el mundo como si fuera por primera vez, con ojos de niño y decirlo con la mala leche que se ha ido acumulando con el paso de los años del viejo.
Así que Miguel, felicidades y que disfrute ud. de los huevos del dinosaurio... que seguramente verá dentro de poco como menú de otros frikisofistas de Internet

Saludos
Gabriel Losada

Anónimo dijo...

"...las variaciones, [...] si son en algún grado provechosas a los individuos de una especie en sus relaciones infinitamente complejas con otros seres orgánicos y con sus condiciones físicas de vida, tenderán a la conservación de estos individuos y serán, en general, heredadas por la descendencia."
Charles Darwin

Anónimo dijo...

El papá del dinosaurio dijo:
"Lo cierto es que el escritor de brevedades nada anhela más en el mundo que escribir interminablemente largos textos en que la imaginación no tenga que trabajar, en que hechos, cosas, animales y hombres se crucen, se busquen o se huyan, vivan, convivan, se amen o derramen libremente su sangre sin sujeción al punto y coma, al punto".
Todas esas càpsulas de ingenio unidas darán a la luz ese novelón que tienes en mente y que todos esperamos tener entre manos, aunque sólo sea para resarcirnos de tus críticas.
Un saludo campeón.