Ella entró en la cocina. Reflexionó con la cabeza apoyada en la mesa.
Concluyó que la mesa es incapaz de pensar en nadie.
Corrió por el pasillo y le contó a la abuela que en la cocina ha encontrado algo con cuatro patas tremendamente egoísta.
La abuela le responde:
- Hijita, gato escardado del agua fría huye.
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