Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Eclesiastés (1-4)
...y yo me pregunto: Si los señores de los mercados son de comunión diaria ¿Por qué pretenden que no me jubile hasta cumplir los setenta? ¿Por qué mantienen el ventorrillo Vaticano?
… el correo disipa mis dudas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario