Crisis en Isla


Forma correcta para comer DPH

Desde que comenzó el mal tiempo el acceso a Isla era imposible por mar y menos aún por aire, lo que empeoraba la ya calamitosa situación que se vivía por parte de la población.
Desde trece lunas atrás lo más granado de la sociedad no disfrutaba de espectáculos teatrales ni de los maravillosos conciertos que regularmente programaba la Fundación para la Promoción de las Artes y el Canto.
Entre el populacho crecía el malestar pues el equipo de fútbol, que antes de comenzar el mal tiempo paseara los colores de Isla por los estadios de otros reinos, había perdido toda posibilidad de alcanzar un meritorio lugar en los torneos.
La reservas de provisiones comenzaban a escasear, ya sólo podían contar con la cosecha de los huertos improvisados en los balcones y de los escasos víveres que aún quedaban en las bodegas de los buques de cruceros anclados en el muelle.
Cuando el incinerador dejo de funcionar las autoridades insulares tomaron la decisión de congelar los cuerpos de los vecinos fallecidos.
Pronto el congelador de la morgue se quedo pequeño. Hubo que habilitarse para tal fin las cámaras frigoríficas de la cofradía de pescadores.
No tardaron en surgir nuevos problemas. Los empleados de la funeraria municipal reclamaban un suplemento por el traslado de los fallecidos fuera de las dependencias que eran su lugar de trabajo, un plus de peligrosidad y el correspondiente pago de las horas extras, toda vez que el número de difuntos sobrepasaba la media estipulada en el convenio.
Cuatro lunas después la situación empeoraba por momentos, a la falta de alimentos y la conflictividad laboral se sumaba ahora la pretensión de los pescadores de cobrar un canon por el uso de las cámaras frigoríficas y la negativa de los vecinos a pagar por la licencia de apertura para la instalación de  huertos en los balcones.

En las tertulias organizadas en el Real Casino de Isla, los prebostes de la metrópolis debatían las formulas apropiadas para solucionar el estado caótico en el que se encontraba sumida la comunidad.
Llegada la luna nueva del primer mes del año dieron con la solución:
Debemos crear una sociedad mixta para la transformación y comercialización del exceso de cadáveres. El estado se encargará de financiar la operación y nuestros empresarios pondrán en marcha la maquinaria industrial y comercial. Acabaremos con el hambre (sin pasarnos) y de camino crearemos riqueza.
Todos estuvieron de acuerdo, únicamente Don Liberato pidió que al empresariado se le aplicaran las normas del REF y sobretodo que la operación fuese válida para la RIC, sin olvidar que debía terminar la competencia desleal de los agro-balcones.

En la actualidad Isla disfruta de paz y libertad. El alimento principal es el DPH (derivado proteico humano) ya nadie recuerda los cultivos en los balcones, bueno es que cada vez quedamos menos en Isla.

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