Horizontes marchitos (1)


Ayer quise saborear la puesta de sol, quise estar cerca cuando cayera el manto de la noche sobre los límites extremos de la isla. Recorrí una distancia considerable hacia el oeste. Salí temprano y fui bordeando, dibujando una espiral, siguiendo la estela de asfalto que oculta los caminos en otro tiempo desandados por Doramas, por hombres y mujeres libres.
El coche devoró las distancias. Antes, mucho antes de lo previsto. Y la hora, la hora me la cambiaron como queriendo arrimar el insular espacio a la sombra de las catedrales, meterlo por decreto en la piel de toro, refugio del bárbaro extranjero. Llegué pronto o el sol fue lento. Cuando desperté la luna bostezaba y con desgana iluminaba mi alma pagana, ya a esas horas ebria de dolor y desesperanza.

Nota del autor: Hoy no abro el correo, no respondo llamadas, no escucho el buzón de voz. Casi que hoy voy a dormir todos mis sueños. Mañana será otro día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nuestro Planeta Tierra se encuentra en evolución presentando la corteza terrestre transformaciones en su interior, las cuales originan a su vez tensiones internas que se transmiten hacia las diferentes capas rocosas y alcanzan intensidades tales, que las masas continentales sometidas a sus efectos no las resisten, desplazándose acompañadas de rupturas.

Estas rupturas ocasionan un desprendimiento violento de energía acumulada, la cual es convertida en calor y ondas elásticas, con un efecto sobre la superficie terrestre que produce el movimiento sísmico "temblor" y/o "terremoto" variando su intensidad en relación directa a la energía liberada.