Quiso
ahogarse en el olvido, entregó su boca a brebajes, se desnudó en
silencio. Deambuló por el pasado queriendo eliminar el futuro. Ayer
en el lecho, que pudo ser de muerte, ebrio de tristeza derramó
remordimientos y por fin encontró la puerta del abismo. Supo que su
castigo era vivir. Hoy sigue lanzando la moneda al aire, busca una
respuesta que le sea más benevolente
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