Esquiva
como puede los escombros que se amontonan a sus pies. El amasijo de
hierros nubla su mirada. Sudor y polvo se mezclan antes de rozar sus
labios. Sangre reseca en sus hombros y jirones de piel en sus
manos.
No,
no es el retrato después del terremoto. Es el sueño maldito. Es el
deseo hecho realidad.
Hoy
vuelve al tajo, vuelve y comprueba que todo va a peor. Doce horas en
el andamio. Medio salario y el médico se lo paga haciendo horas en
sábado y domingo.
Extiende
la mano, toma agua y cambia el sueño. Ahora los papeles, el teclado,
la sierra, la pizarra, el bisturí, el volante, los libros, los
mapas, el micrófono, la cámara, la bandeja, los fogones, la TPV, el
maniquí, el mostrador …
Es
el deseo hecho realidad. Traga saliva con sabor a hiel. Despierta,
tras las cortinas nada existe, nada es posible sin permiso del
patrón. El nuevo amo, ajeno y distante, con las manos maquilladas le
recuerda que es improductivo, poco eficiente, que sus competencias se
han caducado.
El
modelo es la compañía.
La
instrucción en la sobremesa. El magazine anuncia una boda, un
divorcio, unos cuernos...
El
modelo, el modelo, el modelo, el modelo...
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