SIETE


VII
Había un pueblo donde nunca amanecía. Un día un niño descubrió que si abría los ojos podía ver el sol. Ahora amanece cada día.

Es domingo


Es domingo, la tarde se apodera de un mediodía de sol y nubes. Los chiquillos corretean por la calle y la pelotas botan sobre los coches. Doña Marina, asomada a su púlpito con rejas de la segunda planta, escupe una larga letanía llena de improperios y de un golpe echa las cortinas. Juanjo descansa sus huesos apoyado a una farola, aún puede con un par de perras de vino más y no encuentra quien se las sirva. Yo observo de reojo un almanaque y caigo en la cuenta de que han pasado casi medio siglo y aún sigo de invierno, eso sí ahora ya no llueve y el frío ahora es artificial ...